Voy a meterme en camisa de once varas, y explicar por qué NO estoy de
acuerdo con la incineradora de la que todos hablan.
No hay en la actualidad gobierno, empresa, organización no
gubernamental, universidad o instituto de investigación que no haya hecho suyo
el desarrollo sostenible. Fruto
del pensamiento ambiental de los sesenta, busca armonizar el desarrollo con la
conservación de los recursos naturales y la biodiversidad. Una
apuesta por el presente y por el futuro. Su documento clave es la Agenda 21, el fomento de la
sostenibilidad global a partir de la actuación local en los municipios, las
regiones, las comunidades... Cito textualmente: “Es un Plan de Acción
Medioambiental para utilizar los recursos de la manera más sostenible y
eficiente posible, y conseguir la participación de la comunidad local"
(véase la Guía europea para la planificación de las Agendas 21 Locales, 1998).
Se puede decir más alto. Pero no más claro. Quizá sin
tanto perifollo ni tanto mambo-jambo. Participación. Los ciudadanos hablan, proponen,
deciden, cuestionan, actúan. Estamos acostumbrados a ver cómo nuestros
regidores municipales se llenan la boca con el espíritu de la Cumbre de la Tierra. Y yo pregunto, metidos
en harina con el tema que nos ocupa: ¿por qué se empeñan en desoír
continuadamente las voces que protestan contra la incineradora? ¿Por qué se
empeñan en ubicar una planta incineradora donde no lo desea la población?
Muestren una vez más todos los informes técnicos que justifican esta
apuesta. Yo les pediré que, con ellos en la mano, una vez más también, se los
expliquen a los ciudadanos. Y les escuchen otra vez. Expongan todas las
urgencias que aconsejan una pronta solución a la acumulación de basuras. Pero no
conviertan urgencias derivadas de una mala previsión en urgencias por convencer
a todo el mundo.
Acepto y entiendo las mejoras que supone incinerar residuos. Asumo que el
proceso de contención y control está lo suficientemente desarrollado como para impedir
daños en la salud pública y el medioambiente. Pero creo que no se ha planteado
correctamente la estrategia de cara a la población. A lo mejor
es posible aún renegociar la ubicación de la incineradora. Y
con ello demostrar que se atiende a los deseos de los ciudadanos. E informar
mejor, con didactismo y paciencia. Trabajar por unir los planteamientos ciudadanos
con las soluciones técnicas y acabar en una solución que represente todas las
posturas.
Somos todos y cada uno de nosotros, los ciudadanos, los beneficiarios y
responsables de las políticas de medioambiente. No solamente los cientos de
folios conteniendo soluciones y propuestas. Y eso es lo que significa Agenda
21. Eso significa participación ciudadana. Eso significa sostenibilidad.