viernes, 30 de enero de 2015

Defensores de recortes

Aunque le victoria de Syriza le haga pensar que algo está cambiando en Europa porque las corrientes contrarias a la austeridad pasan a ser mayoría en Grecia, déjeme decepcionarle comentando que, en España, hay todavía mucha gente que está en la convicción de que el único modo de resolver lo que estamos viviendo pasa por ahondar en las medidas, recortes y (escasas) reformas del actual gobierno. Quizá no se dejen oír, porque ahora lo que procede es gritarle a la casta y a los prebostes que prestan declaración en los juzgados, pero no le quepa la menor duda de que se les oirá, y mucho, el día que hablen las urnas, no el “prime time” de la tele.

Y oiga. Aunque a ellos no les vaya mal, algo de razón llevan. La deuda que nos va a asfixiar durante lustros está en manos de gobiernos. La quita a prestamistas privados que se efectuó en Grecia en 2012 fue posible gracias al rescate de la troika. Si yo fuera alemán, no me gustaría que un país rescatado a petición propia a cargo de mis impuestos optase ahora por eliminar de un plumazo una parte sustancial de su obligación deudora. ¿Para eso se inyectó dinero? Otra cuestión es el modo en que se exige que gobiernos como el griego no gasten más dinero del que ingresan por impuestos (cosa que en España no sucede).

Pero, dicho esto, hay muchos otros elementos con los que coincide esta gente que votará por la continuidad y que a usted le pueden parecer inexplicables. Por ejemplo, los rescates bancarios y el empeño en mantener todo el aparato del Estado sin reformarlo siquiera un poco, que está conduciendo al aumento imparable de la deuda de las administraciones públicas. Por ejemplo, los nulos intentos por reactivar la economía real, la que produce empleo, y dedicar todo el esfuerzo a facilitar la economía financiera en lugar de apoyar a la industria (¿de veras sorprende a alguien que al Minetur lo llamen “Ministerio de Desindustrialización, Electricidad y Turismo”?). Y no hablemos de los recortes sociales…

A usted todo lo anterior le puede parecer indefendible, pero hay gente que está convencida de que es el único camino. Y uno de los motivos por los que no se convencen de lo contrario está en que, partidos como Podemos, son incapaces de argumentar algo distinto a ese “hay que echar a la casta y acabar con los privilegios” que tan fácilmente embauca (yo tengo la sospecha de que, en el fondo, son también casta, como se demostrará cuando hayan probado la chicha que emana del BOE).