viernes, 20 de marzo de 2015

Hacienda somos casi todos

Publicaban los diarios una afirmación proveniente de un informe de la Agencia Tributaria en la que ésta aseguraba al juez que instruye lo de Gurtel que, como sucede en Cáritas y organizaciones similares, el PP está exento de pagar impuestos por los fondos ilegales que recibe aunque tenga conocimiento de su procedencia. Lo de comparar al PP con Cáritas o la Cruz Roja no deja de ser cómica evidencia de la altura moral que creen poseer algunos de los altos cargos de nuestra autoridad fiscal, colocados ahí por su afinidad política con el Gobierno, como denuncian algunos inspectores, y seguramente enardecidos por tener que contestar a un juez (los jueces últimamente se empeñan en molestar mucho a estos señores del fisco), algo que les ofende muchísimo. Pero transmitir su renuncia a pedirle cuentas al partido del Gobierno, cuando resulta que a usted y a mí nos buscan las vueltas en todas las costuras ante cualquier nimiedad, no digamos ya si es usted famoso o aparece en los periódicos o es crítico con el Gobierno, resulta del todo indignante.
Me asalta la duda de si en la Agencia Tributaria se les están olvidando las razones por las que fue creada en tiempos de Borrell. Poco a poco la razonable duda pasa a convertirse en angustiosa afirmación, porque algunas cosas que suceden en esa casa dan para mucho pensar. Por ejemplo: observe usted el trato exquisito que le dispensaron a los defraudadores de aquellos miles de millones de euros que fueron olvidados audazmente en cuentas suizas o andorranas: ya saben, paguen una miaja y queden todos absueltos (porque fue en efecto una miaja lo que Hacienda recaudó con la dichosa medida, como ellos mismos reconocieron después), medida graciosa de la que hasta el ex tesorero del partido del Gobierno se benefició para regularizar su situación personal.
Qué quieren que les diga: a mí me apena saber que en vez de un organismo serio y preciso, en España disponemos de una autoridad fiscal metida en chapuzas comunicativas, legislativas e incluso operativas. Luego dirán los políticos desde sus tribunas que en España existe igualdad ante el fisco y que se persigue el fraude con equidad y rigor. Pero cuando se les pregunta por sus innumerables escándalos y las muchas corrupciones no dejan de vomitar excusa tras excusa, casi siempre con pose de indignación, cuando no encendidas arengas sobre el respeto a la justicia y a la presunción de inocencia y, cómo no, sobre su total y abnegada responsabilidad, cosa que por otra parte nunca sirve para nada. 

Están todos embarrados hasta las canillas. La política necesita mucho más dinero del que provee el BOE y eso lo saben ellos y lo saben sus clientes, que no somos ni usted ni yo. Luego se extrañan de que la gente dé la espalda incluso al fisco...