viernes, 12 de febrero de 2016

Italia inhóspita

Hace años, cuando vivía en Italia, me desternillaba con los chistes (italianos) sobre política. “La nuestra es tan complicada”, decían, “que no la entendemos ni nosotros mismos”. En nuestro país, ahora, la política parece una exportación transalpina. Tanto, que mis colegas italianos, alarmados, me interrogan sin ambages para que les aclare cómo está la situación en mi país. Les explico que se llevan a cabo negociaciones entre socialistas y podemitas (la izquierda y la extrema izquierda), una vez admitida la retirada conservadora, consciente de su bien merecida soledad parlamentaria, y del extraño caldo de cultivo que habría de cocerse añadiendo la aquiescencia (y abstención) de una decena larga de partidos, sobre algunos de los cuales soy incapaz de precisar su origen o actuales idearios. “Ma dai”, exclama el mayor de mis interlocutores, “quello é un vero casino, molto peggio che nostra situazione”. No me queda otra que asentir. ¡Si al menos yo supiese con certeza lo que está pasando o de lo que se habla! Pero no lo sé y aplaudo como factible la interpretación de mi amigo.
Exhaustado el tema político, toca el económico. Echan pestes mis colegas sobre la situación de la metalurgia en el país con forma de bota. La caída de la producción en su sector, desde 2009, se sitúa en el 50%. Y aún no se ha detenido, solo se ha desacelerado, que dicen los expertos empleando terminología cinemática. Saco pecho hablando de la recuperación del sector español, del grueso de sus exportaciones, del tirón para el resto de sectores constructivos. Pero los titulares de prensa vierten un frío de hielo destructor sobre mis esperanzas. “Europa camina hacia una segunda crisis”, me advierten, “y esta vez caerán todos, empezando por Alemania”. Sigo los vaticinios con atención, echo una extrapolación rápida de lo que podría suponer encadenar un desastre similar al vivido los últimos años en nuestra maltrecha producción actual (y facturación), y me entra el pánico. “El problema es que no tenemos políticos capaces de articular soluciones factibles”, me dicen. Este argumento ya lo he escuchado antes. Está repetido. No sé si hablan de Italia, de España o de Europa. Tal vez de todo. Años más tarde, se repiten cíclicamente los temores. Tal vez también la crisis…

En espera de ver lo que nos depara la política, toca mejorar el discurso. Ellos que sigan atentos a lo que sucede en Asia. Nosotros, a seguir anhelando las nieves en este invierno tan extraño…